Logramos poner la ópera al servicio de la historia en la Cantata Cuitlahuatzin: Samuel Maynéz

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Iztapalapa, 22 de octubre.- La ópera Cuitlahuatzin tiene la finalidad de inmortalizar la historia de Cuitláhuac, señor de Iztapalapa, dijo la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, al anunciar desde el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, en el Centro Histórico, el estreno de la obra este sábado 22 de octubre.

En la conferencia de prensa, la alcaldesa estuvo acompañada por Claudia Curiel de Icaza, secretaria de cultura del Gobierno de la Ciudad de México; Samuel Máynez, autor del libreto; Samuel Zymann, autor de la música, y Ragnar Conde, productor.

La secretaria de Cultura capitalina, Claudia Curiel de Icaza, resaltó la reapropiación del género operístico en una de las lenguas más importantes de México que es el náhuatl clásico, así como la dirección femenil a cargo de Gisèle Ben-Dor, a través de las cuales esta iniciativa cultural aportará una nueva narrativa sobre este destacado personaje y los hechos acontecidos hace poco más de 500 años reivindicados como la “Noche victoriosa”.

“La prioridad es generar una nueva narrativa sobre nuestra cultura y sobre todo en Iztapalapa que es la alcaldía que concentra la mayor diversidad étnica y lingüística del país”, compartió la funcionaria capitalina al aplaudir la recreación de la Iztapalapa del siglo XVI a través del trabajo de más de 150 artistas y adelantar la apertura del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris para este montaje.

Clara Brugada agregó que se decidió comisionar a Samuel Maynez la realización de una magna obra que recupere una historia diferente a la tradicional sobre el papel que jugó Cuitláhuac en la resistencia frente a los españoles, por eso la cantata Cuitlahuatzin es un homenaje a Cuitláhuac y su lucha de resistencia, pero también al náhuatl clásico, la lengua de los mexicas. 

La alcaldesa agradeció la invitación a presentar la cantata en el Teatro de la Ciudad y confió en que el próximo año también se presente en el Palacio de Bellas Artes; expuso que, además, ya se tienen algunas invitaciones para presentarla en escenarios internacionales.

En su intervención, Samuel Máynez, creador del libreto, señaló que la obra ha sido una pieza muy complicada y su presentación se aplazó debido a la pandemia; explicó que se le llamó cantata porque es una obra en un acto, a diferencia de la ópera clásica que suele ser en tres actos. “Logramos poner la ópera al servicio de la historia, cuidando la verosimilitud, como un vehículo con las premisas más nobles posibles, al devolver el uso del náhuatl clásico a los personajes”.

Además, dijo, en la obra se abordan temas como identidad de género, de respeto a la naturaleza y se resaltan los verdaderos valores del mexica, que no estaba tanto en la guerra sino en el amor a la naturalza, la convivencia con el ambiente, “porque Tenochtitlán era un paraíso”.

Samuel Zymann, quien compuso la música de Cuitlahuatzin, dijo que la obra se inscribe en la tradición de cantatas y óperas, porque implicó una colaboración estrecha entre libretista y compositor. “La historia que tocamos se refiere al final de la vida de Cuitláhuac, que falleció por la viruela y no derrotado por los españoles”.

Destacó que el drama, el crédito de la concepción de la obra, en el sentido de cómo se hará la historia; los detalles, hasta configurar el concepto, corresponden a Samuel Máynez. Se cuenta una historia de una manera que despierta un interés continuo, habla de una crisis que se desató después de la matanza de Tlatelolco, mientras los españoles tenían preso a Moctezuma.

Además de su valor histórico, narrativo, poético, también señaló el trabajo del investigador Patrick Johansson, quien hizo la traducción al náhuatl clásico. “Yo recibí un libreto maravilloso con el texto en español de un lado y el náhuatl del otro, me tocó la labor de poner música directamente al náhuatl, a las líneas traducidas por Johansson; quería que la música tuviera el impacto dramático”, sin plantear un sentido de música prehispánica, “que hablara a los escuchas, basada en los eventos históricos”, en donde la música se añade al drama, insistió Zymann.

Ragnar Conde, director de escena, expuso que “abordar una obra sobre la cultura mexica y sobre todo el mundo prehispánico era un gran reto”, pues poco se sabe sobre la cultura originaria, que “en primera instancia nos parece tan ajena, que habla de personas que hacían sacrificios y adoraban una serie de dioses relacionados con la naturaleza”.

La obra, agregó, tiene el gran formato de una ópera, con escenas épicas y con el apoyo de especialistas en el tema. “Tratamos de acercarnos con el mayor respeto, tratando de evitar clichés, interpretaciones previas; era una cultura compleja, de la que somos parte y resultado; los mexicas eran grandes guerreros, con un temple impresionante, que les encantaba la poesía, una cultura que estaba en su cenit en el momento de la conquista; hemos tratado de aproximarnos por el lado humano, por la parte cotidiana, sin prejuicios”.

Señaló que para el montaje se contó con un equipo de creativos muy sólido que se comprometió con la investigación a fondo en todos los aspectos, para recrear de la manera más fidedigna el mundo en que se desarrolla la obra. 

Y resaltó que entre cantantes solistas, coros, danzantes, bailarines, etc., son más de 150 personas en escena, “es una producción impresionante tratar de representar un imperio en su cenit, es como una Aída, una Turandot, hacia allá apunta el espactáculo”.

La cantata Cuitlahuatzin es estrena este sábado 22 de octubre, a las 18 horas, en la Macroplaza del Jardín Cuitláhuac del centro de Iztapalapa. 

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