Alcaldía Iztapalapa e INAH construyen una ventana arqueológica para imaginar la urbe gobernada por Cuitláhuac

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Iztapalapa, 15 de septiembre.- La Alcaldía Iztapalapa en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), avanza en los trabajos de excavación para construir una ventana arqueológica que permitirá apreciar vestigios arqueológicos de lo que fuera el Templo Mayor de la capital de Cuitláhuac, Huey Tlatoani de Iztapalapa, quien al frente de los guerreros mexicas expulsó a los españoles de la Gran Tenochtitlán en la Noche Victoriosa, en 1521. 

Los trabajos arqueológicos iniciaron el 15 de agosto pasado por iniciativa de la alcaldesa de Iztapalapa Clara Brugada Molina, en atención a los hallazgos descubiertos durante los peritajes en 2007 en el Centro Histórico de la demarcación, a cargo del arqueólogo Jesús Sánchez Sánchez, dentro del Proyecto de Investigación Antropológica Cerro de la Estrella (PIACE) del INAH, llevados a cabo de 2002 a 2008.   

“Para que las y los iztapalapenses refrendemos el orgullo de nuestras profundas raíces, en colaboración con el INAH, estamos construyendo una ventana arqueológica que permitirá que podamos mirar los vestigios de lo que fuera el Templo Mayor de Cuitláhuac, el guerrero invicto, que defendió la soberanía de nuestros pueblos por primera vez contra los invasores europeos. Así, tendremos más elementos para imaginar el esplendor y la grandeza de aquella ciudad fundada en la ribera de la laguna, entre chinampas, jardines, albercas y embarcaderos”, informó Brugada Molina en su último informe, el 10 de septiembre pasado. 

Durante el desarrollo del PIACE y las obras de remodelación del Jardín Cuitláhuac en 2007, se detectaron vestigios y estructuras prehispánicas a un costado oeste del mismo. 

En aquel momento, ambas instancias informaron que se habían localizado diversos edificios arqueológicos, “uno de ellos con una gran plataforma piramidal que hasta el momento, tiene 35 metros de extensión en sentido norte-sur. No se han encontrado los límites de este edificio, lo que implica la posibilidad de que se trate de uno de los edificios más importantes del recinto sagrado prehispánico de la antigua ciudad de Iztapalapa”, detalló el arqueólogo Jesús Sánchez Sánchez, encargado de la exploración en Iztapalapa.

La investigación también determinó el periodo de fundación de Iztapalapa por grupos culhuas, de acuerdo al análisis de las cuatro etapas constructivas ubicadas, informaron que debió ser alrededor del año 1000 de nuestra era; aproximadamente entre 100 y 200 años antes de lo que hasta ese momento se pensaba, luego del abandono de la ocupación temprana del Cerro de la Estrella. 

El 12 y 13 de julio de 2008, con autorización del INAH, se exhibieron los vestigios arqueológicos al público, antes de volver a cubrirlos debido a la fragilidad de las estructuras. Durante la excavación fueron localizados pocos materiales, básicamente tiestos cerámicos, obsidiana y un par vasijas de ofrendas, las cuales fueron saqueadas décadas antes.

En este 2023, en la construcción de esta ventana a cargo del arqueólogo Francisco Ortuño, se han efectuado 4 calas, que permitieron detectar parte de los pisos y muros prehispánicos; se terminará en dos o tres meses más. 

Esta obra, permitirá recrear y dimensionar la importancia de Iztapalapa en la antigüedad y conocer el alcance de su organización y cultura, pues según los relatos de Hernán Cortés, los códices y las reconstrucciones arqueológicas, se trataba de una ciudad muy bella y de alta complejidad arquitectónica. 

“Tendrá esta ciudad de Iztapalapa, doce o quince mil vecinos, la cual está en la costa de una laguna salada, grande, la mitad dentro del agua y la otra mitad en la tierra firme. Tiene el señor de ella (Cuitláhuac) unas casas nuevas que aún no están acabadas, que son tan buenas como las mejores de España, digo de grandes y bien labradas, así de obra de cantería como de carpintería y suelos y cumplimientos para todo género de servicios…Tiene muchos cuartos altos y bajos, jardines muy frescos de muchos árboles y rosas olorosas; así mismo albercas de agua dulce muy bien labradas, con sus escaleras hasta lo hondo”, decía Hernán Cortés en la segunda carta de relación, el 30 de octubre de 1520.

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