Urge nuevo modelo de gestión del agua para solucionar crisis hídrica

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La antigua metrópoli construida por los mexicas en medio de los lagos enfrenta ahora una crisis de abasto y desalojo de agua para consumo humano y para usos industriales. La moderna Ciudad de México se edificó sobre el lecho fangoso de un lago que en el siglo XX, murió ahogado en el concreto, acero y asfalto que trajo consigo el caótico crecimiento de la mega- urbe.

La Ciudad de México ya es escenario de conflictos sociales y bloqueos de avenidas por vecinos desesperados que protestan por falta de suministro de agua, no solo en Iztapalapa donde por más de 40 años la población ha padecido este flagelo, ahora también en Benito Juárez, Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Iztacalco, Coyoacán, Tlalpan, Gustavo A. Madero, la gente sale a las calles a protestar por el desabasto del líquido.

En efecto, la explosión demográfica trajo como consecuencia la construcción en las décadas de los años ’70 y ’80 del siglo XX de gigantescos desarrollos inmobiliarios en el Valle de México sin ninguna planeación. A ese factor se sumaron los terremotos de 1985 que fracturaron la red de abasto y la posterior falta de presupuesto para reparar los daños provocados en las tuberías por los sismos y para modernizar el sistema de abasto y desalojo del agua que de la capital.

En la desecación de los lagos de Chapultepec, Xochimilco, Chalco, Texcoco, y en la explosión demográfica del Valle de México, está el origen de la crisis de abasto y desalojo del agua que usa la población e industria de la capital y zona conurbada.

El agua en números

La investigadora de la UAM-Atzcapozalco, Nuria Merce Ortega Font, en un ensayo titulado “Un enfoque desde la idea de postmetrópolis”, indica que la cuenca del Valle de México y de Tula es la región hidrológica – administrativa más pequeña del país, no obstante es la que mayor población concentra, (2, 258,911 habitantes según el Censo de 2010), la que mayor porcentaje del PIB aporta (21.27%) y la que dispone de menos cantidad de agua renovable.

Plano de Nüremberg. 1° mapa conocido de la Gran Tenochtitlán.

En la Ciudad de México se registra una precipitación media anual de 682 mil 800 m3; de los cuales 72% se evapora, 4% se recupera en aguas superficiales, 14% se escurre y 11% se infiltra para la recarga de los acuíferos. El agua de escurrimientos y de recarga representa el líquido naturalmente disponible para los habitantes de la ciudad, el cual se traduce en 1,688 hm3/año.

La extracción de agua para la Zona Metropolitana de la ciudad de México es de 2,922 hm3/año, lo que significa que se está rebasando la disponibilidad natural de la cuenca en un 173%.

En la Ciudad de México se producen 1,072,783,000 m3 de agua cada año; el costo unitario de cada litro es de 2.02 pesos. El porcentaje de agua suministrada con respecto a la producida es de 66%; y el costo unitario del m3 de agua suministrado es de 3.08 pesos. El precio promedio del m3 de agua en la ciudad de México es de 5.45 pesos, e incluye abasto, suministro, desalojo y saneamiento.

Crisis sin solución aparente

Debido a que los mantos freáticos de agua han sido irracionalmente explotados, el lecho fangoso sobre el que se construyó la capital comenzó a secarse, lo que provocó socavones, grietas, hundimientos, fallas y fisuras a distintas profundidades y en distintas zonas del subsuelo de la ciudad.

Mapa del Lago de Texcoco.

Esto trajo entre otras consecuencias, el hundimiento de la ciudad por lo que las redes tanto de abasto, como del drenaje, sufren constantes fracturas y fugas ocasionadas por la inestabilidad del subsuelo. El Sistema de Aguas de la Ciudad de México, estima que 40 % del suministro se pierde a por la fugas en la red.

La extracción de agua cada vez a mayor profundidad continúa por lo que el hundimiento sigue. Datos del SACMX indican que en menos de un año, entre octubre de 2014 y mayo de 2015, la zona oriente de la cuenca del Valle de México se hundió 23 centímetros, el centro 18 centímetros, y la zona norponiente 13 centímetros.

Es un ciclo agravado por el cambio climático. Las altas temperaturas y la sequía significan una mayor evaporación y mayor demanda de agua, lo que incrementa la presión para traer agua al Valle de México de donde sea aun a costos exorbitantes, o drenar todavía más los acuíferos subterráneos y acelerar el hundimiento de la ciudad.

La población padece las consecuencias de la crisis hídrica cuando en temporada de estiaje no sale agua por la llave de su casa, y en época de lluvias el drenaje no alcanza a desalojar los grandes volúmenes de agua que traen consigo las constantes “tormentas atípicas” que caen el Valle de México.

El cambio de modelo es posible

Es claro que la metrópoli de las chinampas y canales que fue la Ciudad de México hasta principios del siglo XX es prácticamente imposible de recuperar, aunque expertos sí han planteado algunas alternativas para comenzar a solucionar la actual crisis hídrica en la cuenca del Valle de México.

Sistema lacustre del Valle de México.

Loreta Castro Reguera, arquitecta e investigadora de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, afirma que existen formas diferentes de convertir a la actual megalópolis en un gran sistema amortiguador de inundaciones. “La respuesta no está en construir enormes tuberías que desalojen el agua de la cuenca, sino en entender el potencial que tiene la red de calles y avenidas de ser una gran esponja capaz de almacenar el líquido y liberarlo paulatinamente: en ocasiones dentro de la misma ciudad y en caso de que no se requiera, hacia el drenaje”.

Para la especialista con estudios de posgrado en la Universidad de Harvard, la calle como parte del sistema de movilidad de la ciudad, es quizá, la infraestructura que mayor potencial tiene de funcionar en diversos ámbitos. “Es el espacio público por excelencia, sostiene el transporte vehicular, y peatonal, motorizado y no motorizado, y en ella subyacen los sistemas de drenaje y agua potable”.

El gran problema, dice, es que en muy pocas ocasiones entendemos a la calle como capaz de albergar todos estos elementos, a pesar de que así sucede en la realidad. Sin embargo, solamente hace falta un poco de imaginación y apertura para entender lo evidente.

Castro Reguera, afirma que la Ciudad de México está preparada para cambiar. La experta sugiere entender la capacidad que tiene la superficie para almacenar temporalmente grandes volúmenes de agua, para potenciar los usos del suelo y generar oportunidades de negocios, para hacer más eficiente la manera en la que se mueve la gente por y a través de ella, y para vincular el tejido urbano y todo un sistema de movilidad tanto peatonal como vehicular.

Castro Reguera pide entender a la calle como una estructura multifuncional. “Es necesario tener una visión a largo plazo y comprender el futuro que se quiere dar a la Ciudad de México, más allá de volver a la ciudad de las chinampas y canales”.

Para saber más dale click al archivo de aquí abajo:

taller hídrico urbano CastroRegueraLabiagaTudela_FA

En Iztapalapa surge una alternativa

La Delegación Iztapalapa es un ejemplo de la paradoja del exceso y escasez de agua que se vive en toda la cuenca del Valle de México. Es necesario implementar proyectos que entiendan al paisaje como infraestructura para procurar un mejor manejo del agua dentro de la cuenca, afirma el director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Manuel Perló, al referirse al Parque Hídrico La Quebradora.

El Parque Hídrico La Quebradora es un proyecto desarrollado por la Facultad de Arquitectura y el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, localizado al pie de la Sierra de Santa Catarina, en la colonia Palmitas, en el polígono que forman la avenida de Las Minas, calle Paraíso y Eje 8 Sur Ermita Iztapalapa.

Representa un cambio en el paradigma del manejo del agua, afirma el doctor Perló, pues se desarrollará como espacio público, recreativo, de convivencia social y de paisaje, y al mismo tiempo, ayudará a resolver los problemas de agua en la zona, que se caracteriza por la carencia del recurso en temporada de estiaje y, paradójicamente, por inundaciones en la temporada de lluvia.

Para principios de 2018, cuando el parque quede concluido, se incrementará en 35 por ciento el volumen de captación de agua, se mejorará la calidad del recurso infiltrado al subsuelo mediante filtros y sedimentadores, que harán que el líquido que escurre llegue a dos grandes embalses y a través de agrietamientos, al subsuelo.

Además de captar la lluvia, se tomará agua residual del drenaje para tratarla a través de un sistema combinado de planta anaerobia biológica y de humedales. Con ese flujo, se abastecerán las necesidades del propio parque y se obtendrán cuatro pipas extra de agua diarias. La parte eléctrica, bombas e iluminación, funcionarán a través de un sistema de paneles solares.

Los expertos de la UNAM afirman que la Ciudad de México tiene por lo menos, 80 puntos similares al de la colonia Palmitas, algunos incluso más grandes, que pueden cumplir funciones de este tipo. Un ejemplo son los camellones que, bien diseñados, podrían tener una función hídrica y atenuar inundaciones, o como vasos reguladores de agua.

Para saber más dale click al archivo de aquí abajo:

parque hídrico la quebradora castro_loreta

Imposible recuperar la ciudad de las chinampas y canales

Sin duda el cambio climático y el calentamiento global son factores que influyen la actual crisis hídrica en la Ciudad de México, pero toca a las autoridades en los 3 niveles de gobierno y a las organizaciones de la sociedad civil, comenzar el rescate de lo que fue un complejo ecosistema integrado por al menos 12 ríos que alimentaban un hermoso lago con un islote, donde los antiguos mexicanos construyeron una ciudad que en sus tiempos de mayor esplendor, fue la más grande e importante del mundo.

Abreviaturas:

1 m3 = mil litros

1 hm3 = 1 millón de m3

1 Comment

  1. Maria Magdalena dice:

    Geniales alternativas, Atencion Gobierno, y Ciudadanos, todos pongamos nuestro grano de arena, URGE,