¡Saquen a ese cabrón!! ordenó a tres policías equipados con sus armas reglamentarias y la armadura para controlar multitudes, un sujeto mal encarado vestido de pants azules, sin ninguna identificación oficial a la vista y que se negó dar su nombre, cuando el reportero que redacta estas líneas estaba tranquilamente sentado junto a un grupo de muchachos de Prepa Sí, en espera de que diera inicio el evento al que fuimos convocados por la jefa delegacional Dione Anguiano, en el jardín Cuitláhuac.
Sin dar crédito a lo que el sujeto de azul sin identificación ordenó, procedí a mostrar mi credencial de reportero acreditado en las oficinas de Comunicación Social de la delegación, así como la sudadera que vestía, en donde claramente y con letras flourecentes, se puede leer mi nombre y mi ocupación.
Sin embargo, y obedeciendo las órdenes de esa persona que tiene suficiente poder para mover a los policías delegacionales aún sin portar placa de policía de investigación, ni uniforme, ni chaleco que lo identificara como miembro de alguna dependencia de la delegación, los 3 uniformados procedieron a “encapsularme” y de nuevo “amablemente” me ordenaron salir del evento.
Ante tan finas maneras y en la inminente realidad de ser sometido con toda la fuerza de la ley aplicada por 3 policías armados y con equipo para controlar multitudes, este reportero optó por salir del evento.
El asunto es grave por donde se le quiera ver. Es una muestra más de la impunidad con que ciertos personajes que pululan en las calles y plazas públicas de Iztapalapa hacen valer la ley de las armas, con la certeza de que hagan lo que hagan, sus fechorías no serán sancionadas por ninguna autoridad.
Fue también una intimidación directa, pues el jefe extraoficial de la policía delegacional llegó directamente a señalar a este reportero, que se encontraba sentado en espera del inicio del evento al que la propia jefa delegacional Dione Anguiano, convocó.
Como fue una intimidación directa, es claro que el agresor conoce perfectamente a este reportero y aprovechando que en ese momento no había ningún otro periodista presente, utilizó ilegalmente a la fuerza pública para desalojarme del evento.
En la situación actual de violencia contra los medios de comunicación a nivel nacional, la intimidación que sufrimos esta tarde podría parecer algo muy pequeño, pues logré salir ileso del centro de Iztapalapa, ¿pero quien garantiza que ese mismo sujeto que no quiso identificarse ordene a sus policías dar el siguiente paso y mi nombre pase a ser parte de las estadísticas de periodistas muertos o desaparecidos luego de tener incidentes con policías?
Una cosa es muy clara: No podrán amedrentarnos. En Gaceta de Iztapalapa estamos ciertos que la violencia contra los medios de comunicación y los reporteros y fotógrafos forma parte de campañas de intimidación para intentar ocultar algo.
Seguiremos recorriendo Iztapalapa para informar y difundir los graves problemas y las posibles soluciones que tenemos en la delegación, uno de los cuales y quizás el más importante, es la violencia.
Por desgracia mi caso no es único. Hoy me tocó a mi, pero todos los días hay cientos de personas que como yo, damos gracias al Todo Poderoso de que salimos ilesos del cotidiano capítulo de violencia que azota a Iztapalapa, sin que las autoridades hagan algo.