Si este fuera un cuento, podría empezar con había una vez un pintoresco personaje al que los habitantes de Iztapalapa conocieron como “juanito” y seguro hoy ni él se acuerda de su verdadero nombre que por cierto es Rafael Ponfilio Acosta Ángeles y este año decidió que el Partido Humanista (de las nuevas franquicias) lo registrara como candidato a la jefatura delegacional, pero no lo logró; aunque los iztapalapences seguramente no votarían por esa candidatura.
Ese personaje de esta historieta ganó la jefatura delegacional en 2009 con las siglas del PT pues otro personaje se subió a un templete y le pidió (ordenó, instruyó, comunicó) a la “asamblea” pública que debían votar por el candidato del PT y que él (el candidato del que no sabía ni su nombre) dejaría que el 5 de diciembre (fecha de toma de protesta) el cargo para que asumiera Clara Brugada.
Así, pasó juanito a la picaresca historia nacional y como digo hoy ni él se acuerda de su nombre.
Bien ese episodio, muestra (con toda crudeza) la fuerza real de Andrés Manuel López Obrador (cuando menos en 2009) en esa demarcación política, entre el 37 y 39 por ciento del total de la votación del PRD en ese entonces eran en realidad de AMLO, sin cálculos científicos, sin grandes matemáticas, el PRD que en 2006 había obtenido 61.7% sólo alcanzó 24.4% en 2009 (aunque en 1012 regresó a 65.9% (por cierto el mayor porcentaje de votación para una coalición en cualquier delegación en cualquier elección)
El PRD y sus “aliados” han incrementado de manera sistemática su margen de ventaja, pasando de 45 por ciento en 2000 a 65 por ciento en 2012 (descontando caro ese descalabro de 2009), dejando a las otras fuerzas políticas en una décima parte de la votación para el PAN y dos décimas partes para el PRI.
El motorcito que mueve la maquinaria electoral local a favor de ese partido político funciona perfectamente, está perfectamente aceitado y cuenta con una capacidad de movilización extraordinaria, cuenta con una capacidad de coptación que asombra por su silencioso manejo, cuasi soterrado de conciencias y voluntades.
Ello hay que acreditárselos a los hermanos René Arce Islas yVíctor Hugo Círigo Vázquezque entre 2000 y 2006 estructuraron las bases de la operación territorial, ahí Nueva Izquierda mantiene absoluto control (exceptuando el pasaje relatado de juanito) y parece que con la candidata del PRD decdió abandonar el barco.
Si bien es cierto que algunas de las franjas de población (quizá las menos depauperadas) de la demarcación parecen estar hartos de ese partido y hasta dispuestos a entregar su voto a favor de otras fuerzas políticas mayoritarias e incluso minoritarias, como quedó demostrado en 2012 cuando el PRI logró un importante crecimiento; eso no sucederá de manera automática.
De los candidatos hay que decir que por el PAN es Brisa Abril Ortiz Márquez, una empresaria, sin mayor trayectoria política y seguramente, sin la menor intención de hacer una verdadera campaña en esa delegación, en fin un nombre para poner en una boleta, sin posibilidad de nada.
Adriana Tórres Villanueva, es la candidata del PRI-PVEM, otro nombre en una boleta, sin trayectoria partidista o participación política alguna.
En el PRD fue postulada Dione Anguiano, esposa del Procurador Social del DF,Alfredo Hernández Raigosa, que además es líder de Movimiento de Equidad Social de Izquierda (MESI), tribu que desde hace un par de años ha venido tomando posiciones al interior de ese partido político, así Nueva Izquierda parece desligarse de la inminente derrota.
Finalmente en Morena nuevamente Clara Brugada buscará la jefatura delegacional con buena, muy buena posibilidad de obtenerla, incluso sin el apoyo de AMLO; aunque como parte del proyecto obradorista hacia 2018.
Simplemente como anotación marginal una reflexión al margen, si el Partido Humanista hubiera registrado a juanito, quizá lograría una votación de tres a cuatro puntos porcentuales, sobre todo viendo los nombres de las candidatas del PAN y PRI.
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