Huelga en La Jornada
Nos extraña que el país esté hundido en una crisis de violencia pero no somos capaces de comprender algo básico: el derecho a la huelga es un derecho ganado de los trabajadores. Ahora resulta que por defender su salario y fuente de trabajo son unos “desleales” (¿en serio usaremos esta palabra para un conflicto laboral?), unos “huevones” que odian al periódico que se hace con el esfuerzo de TODOS los trabajadores. ¿Unos trabajadores son “de cepa” y otros no?, ¿Qué hacemos si leemos a la periodista que defiende todas las causas sociales justificando el recorte de más de 40 por ciento al salario de las otras trabajadoras que no son famosas entre la izquierda perfumada? ¿misma periodista que usa la memoria del colega asesinado para argumentar contra los colegas huelguistas?.
Ese periódico y la élite que lo llevó a este punto ahora defiende sus privilegios no tienen nada de izquierdistas, progresistas o como se les quiera llamar en esta época: vivieron del periódico y lo convirtieron en un informativo que dejó de estar de lado de las causas sociales de base. Incluso recortó los derechos laborales de sus propia plantilla de trabajadores que llevan más de dos años aguantando recortes en metálico pero más en su derecho como trabajadores de la información.
Esquiroles en el vestíbulo del edificio de La Jornada.
Esta medida de huelga es y fue por DIGNIDAD. ¿por qué creen que quienes amamos a La Jornada y trabajamos muchísimo allí nos fuimos para NO VOLVER?. Dignidad laboral se llama; deslealtad en todo caso es como despojaron con una POLÍTICA NEOLIBERAL a la plantilla de trabajadores de sus derechos legítimos.
Secretarias, intendentes, policías, administrativos, reporteros, fotógrafos, editores, jefes, auxiliares: TODOS y TODAS nosotras hicimos (hacen) el diario. No solo los jefes, no sólo los accionistas (y los que se sienten accionistas pero son nada más y nada menos que TRABAJADORES ASALARIADOS). Si no conoce de la política interna de la administración de La Jornada hacia sus trabajadores evite repetir (qué triste) las opiniones de sus reporteras líderes de opinión que hoy recitan las descalificaciones de otros medios hacia sus colegas. Viva la digna lucha de los y las jornaleras. Yastuvo: ahora sí, repitamos todas juntas “Hasta que la dignidad se haga costumbre”.
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