Los legisladores pidieron estar conscientes de que una reforma de este talante significa la supervivencia de grandes grupos poblacionales donde de por sí el vital líquido es escaso. “No podemos permitir que la iniciativa privada controle a quién se le da el vital líquido, de acuerdo a su situación económica”.
Denunciaron desaseo legislativo por parte de comisiones unidas de Agua Potable y Saneamiento y la de Recursos Hidráulicos que en su premura por aprobar de facto un dictamen que no fue consensuado con las organizaciones civiles, violaron el reglamento y no enviaron el predictamen en el tiempo establecido de cinco días, sino apenas hace unas horas.
la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Aleida Alavez Ruiz, aseguró que diputados de izquierda rechazan esta iniciativa privatizadora, donde desaparece de facto el derecho humano al agua al considerarlo una mercancía.
Calificó de preocupante la urgencia por aprobar este dictamen, que es tan o más trascendental que la reforma energética, porque los seres vivos no podemos vivir sin agua; por lo que pidió analizar también la iniciativa ciudadana que promueve la sustentabilidad y se opone a la mercantilización del vital líquido. Esta iniciativa, agregó, es avalada por más de 50 diputados.
La diputada federal por Iztapalapa demandó desaparecer de la ley los trasvases –infraestructura para desviar agua de una cuenca a otra—y sólo permitirlos en casos de emergencia, porque los excedentes hídricos son muy limitados.
Además, agregó, la iniciativa pretende concesionar los trasvases a compañías privilegiadas del sexenio peñista, como grupo HIGA, en detrimento de los derechos preferentes de los pueblos y comunidades indígenas señalado en el Artículo Segundo Constitucional, como el caso del pueblo Yaqui y el Acueducto Independencia.
Aseguró que la iniciativa peñista elimina el ámbito de la asignación (sólo se queda para el suministro de agua potable) y se sustituye por el de concesión, lo que implica que todo el proceso de gestión y administración del agua podrá privatizarse por la vía de la concesión por 30 años.
Explicó que al menos 10 puntos deben ser incluidos en la ley: el reconocimiento de los derechos preferentes sobre el agua que tienen los pueblos y comunidades indígenas y el derecho a la consulta y el consentimiento previo, libre e informado; garantizar la participación social amplia en todos los órganos y organismos de administración y gestión del agua; garantizar el derecho humano al agua y sus mecanismos de exigibilidad; contar con una política pública amplia e instrumentos de aplicación adecuados; establecer las áreas de importancia sociohídricoambiental, particularmente la protección de los humedales.(Boletín)