La Constitución de la CDMX no debe ser un catálogo de buenas intenciones

El Presidente del Tribunal Electoral del Distrito Federal, Armando Hernández Cruz, sostuvo que es sano presentar un proyecto de Constitución para que la Ciudad de México cuente con un instrumento eficaz que cumpla con su propósito de diseñar el destino de los habitantes de este país hacia un mejor rumbo.

Durante la presentación del proyecto “Hacia la reordenación y consolidación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, el Magistrado del TEDF aseguró que la Constitución Política de México es el proyecto de vida nacional, un acuerdo político que orienta los destinos de las personas y de las autoridades para que se involucren en el ámbito de la construcción del Estado.

La Constitución Política de México debe ser un proyecto de vida nacional que oriente los destinos de las personas y de las autoridades: Magistrado Armando Hernández Cruz

Por su parte, la Magistrada Alejandra Chávez Camarena señaló que de igual forma es necesario retomar el proyecto del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM para la nueva Constitución, ya que, dijo, el desorden en la Carta Magna sólo ocasiona que la Constitución sea inaccesible y confusa, “debe ser un texto entendido por la población en general”.

Comentó que para el Tribunal Electoral del Distrito Federal es fundamental difundir este tipo de proyectos para que los ciudadanos puedan conocerlo y, a su vez, las instituciones jurisdiccionales y académicos retomen estos esfuerzos.

Escucha un fragmento del discurso del magistrado presidente del TEDF, Armando Hernández. dale click al archivo de aquí abajo:1

En su oportunidad, el Doctor Héctor Fix-Fierro explicó que la propuesta de reforma de la Constitución Mexicana no sólo es conveniente sino indispensable: “la vida promedio de las constituciones es de 20 años y la nuestra es la undécima Constitución más longeva que le ha servido a México, que le ha dado estabilidad a pesar de todos los cambios, y si la vemos en perspectiva con la de 1857, son 160 años de vida constitucional”.

“Nuestra propuesta no impide ninguna otra de las propuestas y de otros proyectos que pueda haber en términos de qué hacer con nuestra Constitución e incluso hacer este ejercicio nos puede provocar nuevas reflexiones sobre la dinámica constitucional”, concluyó.