Iztapalapa, 27 de abril.- Al participar en el foro “Los Cuidados en un Estado de Bienestar” en la Cámara de Diputados, la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada Molina, expuso que hablar de cuidados sin poner en el centro a las personas que cuidan sería invisibilizar al principal sujeto de esta discusión, por lo que es momento de que el país haga públicos los cuidados, lo que implica llevar a cabo una revolución social y administrativa.
Expuso que la Ciudad de México tiene ya establecido el derecho a los cuidados y este debe llevarse también a la Consitutición de los Estados Unidos Mexicanos, porque si bien en el país se cuenta con un programa federal de apoyo a las personas adultas mayores y con discapacidad, se olvida a las personas que los cuidan.
“En el sistema cultural y social en que nos desarrollamos las tareas de cuidados han sido asignadas, y en algún momento impuestas, principalmente a las mujeres. Mujeres de todas las edades, niñas que cuidan a sus hermanos menores, mujeres adultas mayores que continúan realizando actividades de cuidado en sus familias, hijos o parejas”, indicó.
Gran parte de la desigualdad que viven las mujeres se debe a dicha distribución inequitativa de las tareas de cuidado, que aunque son invisibilizadas porque se realizan en el espacio privado, principalmente en las casas, requieren de esfuerzo, tiempo, energía.
Los cuidados, además de requerir especialización y conocimientos tienen otros impactos en la vida de quienes cuidan, generalmente mujeres, quienes retrasan sus estudios, abandonan el trabajo remunerado, oportunidades laborales o se sacrifican por quien deben cuidar. En México, las mujeres dedican 39.7 horas a la semana en labores domésticas y de cuidado, mientras los hombres invierten 15.2 horas.
Tras recordar que desde 2017 la Constitución de la Ciudad de México establece el derecho al cuidado digno y que los gobiernos generarán un sistema de cuidados que brinde servicios públicos accesibles, pertinentes, de calidad y suficientes, donde se desarrollen nuevas políticas públicas a fin de garantizar el derecho de todas las personas a ser cuidadas y de las personas que son cuidadoras, la alcaldesa expuso que Iztapalapa es la única alcaldía que ha puesto en práctica este precepto constitucional.
“Desde Iztapalapa estamos transformando la Ciudad, hemos impulsado un sistema público de cuidados que es pionero e innovador, reconoce la urgencia de construir ciudades cuidadoras donde el Estado asuma las tareas de la reproducción de la vida cotidiana que permita facilitar el cuidado y la promoción de la autonomía de las personas que cuidan, y que permita además conciliar las diferentes esferas de lo público y lo privado”, destacó.
El sistema público de cuidados de Iztapalapa reconoce, a través de un apoyo económico, a más de 8 mil personas cuidadoras que dedican tiempo a cuidar a personas con discapacidad, personas dependientes o personas adultas mayores.
Además de la atención integral que se brinda a los hijos de madres trabajadoras a través de los CENDI; la alcaldesa expuso que en las Utopìas “también materializamos una sociedad de cuidados, con actividades diversas para niños, niñas, mujeres, personas jóvenes y personas adultas mayores; contamos con casas de día, donde se da atención especializada a las y los adultos mayores, bajo un enfoque geriátrico, donde se promueven actividades para el cuidado de los adultos mayores de la demarcación”.
Las Utopías cuentan con módulos de cuidados, que tienen una lavandería popular, una ludoteca y un comedor comunitario. En dicho espacio, quienes acuden, que son en su mayoría mujeres, pueden lavar su ropa por un costo simbólico de un peso por carga, mientras toman talleres de empoderamiento, identificación de la violencia, habilidades para la vida o también pueden participar en alguna otra actividad deportiva o cultural.
Clara Brugada consideró necesario construir una política pública de los cuidados que reconozca el cuidado como parte central de la vida socioeconómica de la ciudad, es decir, reconocer no sólo simbólicamente, sino materialmente, que las personas que cuidan aportan al sostenimiento económico de la vida cotidiana; implementar sistemas barriales de cuidados gratuitos en todos los territorios, sobre todo los más marginados.
Agregó que se deben democratizar los cuidados, pues no se trata sólo de redistribuir las tareas de cuidado, sino de modificar de raíz las desigualdades sociales; asimismo, socializar los cuidados, sacar las tareas de cuidado de la privacidad de los hogares y hacerlos públicos, como responsabilidad del Estado.
Se requiere, añadió, “un sistema púbico de cuidados feminista, porque un sistema público de cuidados no puede entenderse sin desvincularlos de la noción de que son algo propio de las mujeres, no se trata sólo de trasladar dichas cargas o tareas a otras mujeres, sino de responsabilizar a diversos actores en las tareas de cuidado”.